viernes, 2 de febrero de 2018

PUESTA DE SOL EN LA PLAYA DE AO NANG (KRABI - TAILANDIA)



Tailandia es famosa por sus hermosas y paradisiacas playas, en toda su parte sur podemos encontrar centenares de enclaves absolutamente de película (literalmente). Unas de las zonas más conocidas son las provincias de Phuket y Krabi.

Separadas por la bahía de Phang Nga, sus playas son bañadas por las cálidas aguas del mar de Andamán, y alrededor de ellas han crecido las poblaciones totalmente orientadas al turismo, un turismo ya masivo y en aumento, que no solo busca tumbarse en las playas, si no realizar además, decenas de actividades y aventuras que se pueden contratar en este rico entono natural.

Nosotros terminábamos nuestro viaje buscando relax después de muchos días recorriendo Tailandia y Laos. Ao Nang es una de los más famosos enclaves de la provincia de Krabi, situada al sur de la provincia, esta localidad destaca por su enorme playa alrededor de la que ha crecido el pueblo. Hace años Ao Nang era un pequeño pueblo muy popular entre los mochileros que visitaban la zona, no pasaron muchos años hasta que el turismo en general descubrió la zona y la oferta hotelera creció sin parar, ofreciendo un variado surtido para todos los tipos de turismo y también para todos los bolsillos.

Desde Ao Nang se pueden realizar decenas de excursiones a las islas que pueblan la bahía. Las más famosas, Ko Phi Phi (si, las de la película “La Playa” de Di Caprio). Pero también parten barcos hasta Railay, que pese a no ser una isla y estar conectada al continente la única forma segura de acceder a esta península para un turista medio es a través de un pequeño viaje en barco.

En la península de Railay pasamos un día fenomenal, bañándonos en sus paradisiacas playas para combatir el asfixiante calor, estuvimos prácticamente el día entero, para volver de nuevo a Ao Nang con el último barco de vuelta. Al volver ya, cansados a nuestro hotel, observamos estupefactos la preciosa puesta de sol sobre la larga playa de Ao Nang, y nos prometimos que al día siguiente esperaríamos en esa misma playa para observar con calma ese magnífico instante.

Y así fue, al día siguiente cuando el sol aflojaba, nos sentamos en la caliente arena de la playa y esperamos a que el astro empezara a ponerse por el horizonte. Poco a poco la playa se abarrotaba de turistas, cámara en mano inmortalizando el momento, en el agua, decenas de barcazas realizaban los últimos trayectos con las islas y Railay. Sacar una foto a una barcaza sin gente de por medio se antojaba misión imposible, y así fue, un paseo para aquí, otro para allá… Hasta que por fin una de ellas apareció sin gente, rápidamente me acomodé y tire unas cuantas fotos, poco después unos turistas japoneses se disponían a sacarse un “book” de fotos entero en ella… así que di por conseguido el objetivo y regresé a tumbarme junto con Cova en la arena.

Disfrutamos del anochecer hasta que ya no se veía el sol, en la abarrotada playa nadie se movía, no sé si aún asombrados por el espectáculo que acababan de ver o porque tras el calor del día en la playa se estaba fenomenal con una agradable temperatura, pero pronto nos pusimos en marcha, apetecía una cerveza fresquita antes de cenar.

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