sábado, 27 de enero de 2018

LA KORA ALREDEDOR DEL MONASTERIO DE TASHILHUNPO (SHIGATSE - TIBET - CHINA)

Si algún día visitáis cualquier ciudad del altiplano tibetano, una de las cosas que os llamará la atención es observar a decenas de personas haciendo una especie de ceremonia de peregrinación alrededor de los templos. Estáis observando una kora, palabra que procede de “skor ra” que en tibetano significa algo así como circunvalación.
La kora es un ritual que todos los budistas tibetanos suelen realizar con la visita a los templos, la creencia es que los pasos que realiza el peregrino en el trayecto se dan a través del camino que les lleva a la iluminación, purificando el karma negativo de cada persona que hace el trayecto. Este debe realizarse siempre en el sentido de las agujas del reloj, rodeando por completo el recinto del templo.
Al recitar mantras u oraciones mientras hacen el recorrido, los peregrinos obtienen un grado mayor de bendición.

Tras pasar unos días en Lhasa, la capital del Tibet, partimos rumbo a la cordillera del Himalaya, nuestra primera parada debía ser en Shigatse, una de las mayores ciudades de la región. Después de comer, nos dirigimos al templo principal de la ciudad, el imponente monasterio de Tashilhunpo. Como ya habíamos visitado unos cuantos templos en Lhasa, una parte del grupo decimos que no entraríamos en el si no que lo rodearíamos haciendo la kora.

La kora alrededor de Tashilhunpo toma alrededor de una hora de caminata, pero realmente merece la pena. Realizamos el recorrido en silencio, observando a los tibetanos hacer el para ellos sagrado trayecto. Decenas de grupos de personas caminaban recitando oraciones y tocando campanas y cilindros de oración. Cuando llegas a la parte alta del recorrido las vistas son fascinantes, no solo puedes observar el interior del recinto del monasterio, si no que también admirar gran parte de la extensión de la ciudad de Shigatse, que al ser por norma general sus edificaciones de planta baja, es enorme (para lo que es una ciudad en el Tibet). Poco después de este momento también se puede observar el Dzong de la ciudad, del cual puede que os hable en otro momento.

Al terminar la kora, salimos a una especie de mercado con unos olores… un tanto intensos, nos metimos en las callejuelas de la ciudad, sin rumbo fijo, procurando no perder nuestra orientación para volver a la calle principal, pero mezclados con la vida autentica de la ciudad, empezaba a oscurecer por lo que no tardamos en volver a la entrada del monasterio para juntarnos con el resto del grupo, no se si nuestro karma fue purificado, el caso es que la experiencia fue muy gratificante.




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