Pero no hace falta viajar al otro lado del charco para disfrutar de estos gigantes. Por su buen temperamento y crecimiento esta especie se ha introducido en multitud de regiones a lo largo del globo terráqueo. En nuestro país son famosas dos pequeñas plantaciones, una en Granada y otra en Cantabria.
Estas últimas, que son las de la foto, y forman un pequeño bosquete declarado Monumento Natural en 2003. Situado en el municipio de Cabezón de la Sal, tiene una superficie de 2,47 hectáreas y está compuesto por 848 pies (árboles) de secuoya y 25 de Pinus radiata (también originario de California). Fueron plantados en los años cuarenta, durante el franquismo por su rápido crecimiento, para así aprovechar su madera para la industria cercana, pero cuando llegó el momento de su corta décadas después, resultó que ya no interesaba tanto su madera, y además cumplían otras funciones sociales, recreativas y ecológicas, por lo que se creó este pequeño parque para disfrute de la población.
Así, si nos decidimos a adentrarnos en él, podemos disfrutar de un bosque único en nuestro país, con árboles que sin llegar a las alturas de los gigantes americanos llegan a rozar los 40 metros de altura, además es un bosque con mucha espesura por lo que la luz entra en pequeños rayos de sol que le dan un encanto único al bosque, si además en vuestra visita coincide que hay pocos turistas podéis disfrutar de una tranquilidad muy placentera mientras vuestras miradas se dirigen al cielo buscando la copa de estos árboles. Si llegáis a Cantabria por Asturias… o bueno, desde donde lleguéis, merece la pena pararse unas horas a admirar este fantástico bosque y porque no acercarse también a las cercanas y preciosas localidades de Comillas o Santillana del Mar.
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