De camino a Xian, decidimos hacer un alto en el camino para
visitar durante un día la preciosa y curiosa Pingyao en la provincia de Shanxi.
Pinyao tiene gran fama entre los viajeros por su enorme centro histórico, que se ha quedado
como era desde hace siglos, inalterado en su mayor parte, el encanto de sus
callejuelas, de sus edificios te transporta a la China antigua (aunque la
presencia de gran cantidad de turistas te devuelve a la realidad).
Pingyao tuvo un gran apogeo hace siglos cuando el comercio
inundaba de riqueza la ciudad, ahí es donde surgieron los primeros bancos
chinos llamados tong. Algunos de ellos son visitables hoy en día a modo de
museos.
Este centro histórico además está rodeado por una muralla de
más de 6 Km de longitud. Subirse a ella es una actividad muy recomendable ya
que su altura permite obtener unas magníficas vistas de los edificios, y a su
vez rodear cómodamente la ciudad. Ahí arriba si eres obsevador y haces con
calma el recorrido, alejándote de las zonas más turísticas, puedes ser testigo
de la tranquila vida de sus habitantes. Tras unos cuantos kilometros recorridos e
infinidad de fotos decidimos bajarnos de nuevo en el otro extremo de la ciudad
para buscar algo que llevarnos a la boca.
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