“Me voy porque el clima es demasiado bueno. Odio Londres cuando no está lloviendo”. Groucho Marx
Lo cierto que el tiempo de Londres es muy cambiante, pero siendo asturiano, a mí eso me parece lo más normal del mundo. Londres te atrapa, es una ciudad mágica, tiene algo que hace que hagas lo que hagas quedara para el recuerdo… Llueva o haga sol.
En mi tercera visita a la ciudad volví a visitar sitios que ya había visto las anteriores escapadas, y volvieron a entusiasmarme como si fuera la primera vez, pero en cada viaje planifico alguna nueva zona que conocer y la ciudad nunca defrauda.
Una vez leí por ahí que Londres es el mundo concentrado en una ciudad, y no puedo estar más de acuerdo, estar en Londres supone para tus sentidos un viaje alrededor del mundo, alrededor de decenas de culturas que se mezclan y viven en una ciudad abierta en la que a nadie le sorprende o escandalizan formas de vestir o de pensar, una ciudad que ha sabido mezclar como nadie su clásico pasado como su moderno futuro.
Una de mis actividades pendientes era hacer algo de fotografía nocturna, en la anterior escapada hace unos años no había llevado el trípode y apenas pude sacar alguna foto llamativa al anochecer. Esta vez aunque estábamos cansadísimos de la caminata del día, decidí volver de noche a la zona de Westminster, además conté con la mejor compañía posible, Cova, que a pesar de que su cuerpo le pedía descanso decidió acompañarme.
La intención de la foto era captar un autobús de dos pisos pasando por el puente con la torre del Big Ben de fondo, poner un tiempo de exposición largo para captar solo la estela de sus luces al pasar. La foto no es perfecta pero es bastante decente (para mi nivel), la próxima visita que seguro que la habrá, intentare mejorarla.
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